Curioso experimento rodado en forma de documental, entrevistando a los protagonistas, victimas, etc y dirigido por el mismo que se cargó [REC] en ese engendro al que llamaron “Quarantine”.
La historia comienza con el descuibrimiento de unas cintas de video (cientos de ellas) en una casa abandonada. Por medio de estas grabaciones se va a construir un gran ensayo sobre el cine de terror, sobre lo grotesco y lo retorcido. No espereis “cine de sustos”, ni tampoco cosas estilo August Underground. El tema de los asesinatos en vivo se lleva aquí de una forma bastante tranquila y Light.
Resulta interesante la perspectiva que se le ha dado a la historia, donde cada uno de los personajes responde ante la cámara como si fuese su diario personal, como si el espectador se transformase en una especie de “Gran Hermano” del crimen.
Una de las principales pegas que podemos encontrar es que resulta evidente que la manera de contar lo sucedido es algo forzada, lo que choca de lleno con el planteamiento principal, que es ofrecer un supuesto realismo (no en vano incluye filmaciones reales) que se acaba disolviendo a medida que avanza el film.
Para pasar el rato.
No es para tanto...
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